Ámbito Cultural de El Corte Inglés en Asturias, con motivo del Día Internacional del Libro, puso en marcha el II Concurso de Microrrelatos “La sonrisa que lo cambió todo” con la colaboración de La Nueva España.

El lunes 16 de junio, los miembros del jurado se reunieron para decidir el microrrelato ganador y finalista en base a la originalidad, la calidad narrativa y el mensaje de las historias,

• El microrrelato ganador, dotado con una tarjeta regalo de El Corte Inglés de 500 € y un lote de productos literarios, ha sido “Todo depende” de Pedro Carnota Orviz .

La noticia la dieron las televisiones. Aquel niño, Alain García, tenía una enfermedad rara, poco común; era necesario investigar más, destinar más dinero público a ellas.

Leonardo Wiggenstein negó con la cabeza al escuchar la noticia. -¡Qué despilfarro! -dijo-. Cientos de millones invertidos en salvar una vida. ¿Tanta importancia tenía uno más o menos entre los habitantes de la Tierra?

Se había jubilado recientemente; era relativamente joven. Creía -honestamente- que el trabajo y el esfuerzo de su vida debían ser justamente recompensados. ¡Aspiraba a la seguridad de una buena jubilación! Y eso, no era compatible con destinar montones de dinero a casos excepcionales como aquel. Lo primordial, era asegurar la pensión de los jubilados.

Pasaron más de veinticinco años. Ya nadie se acordaba de Alain García. Tampoco Leonardo Wiggenstein lo recordaba.

La noticia, como entonces, volvió a escucharse en las televisiones. Un joven investigador, Alain García, premio nacional de investigación “Gregorio Marañón”, había desarrollado un tratamiento pionero contra el cáncer de próstata. Un hito en la medicina.

Leonardo Wiggenstein recibió la noticia con satisfacción. -Qué bueno -Se dijo- que las nuevas generaciones permitan un atisbo de esperanza: ¡quizás lo mío sí tenga cura!

• El finalista, dotado con una tarjeta regalo 250 € y un lote de productos literarios, ha sido Ismael Villasol Fernández con su relato "Los huéspedes de mi vida".

Visito a mi abuela hoy. Mi madre la cuida, la baña y la peina. Ella cree que vive en un hotel y que nosotros, los que la visitamos a diario, somos huéspedes.

Se dice que tiene que vivir el momento. El pasado no es más que un leve surco en la fértil tierra de sus recuerdos y el futuro se antoja terroso y estéril.

Confunde a la enfermera con una jardinera y no entiende la razón de que ésta en vez de cuidar flores le pregunte por el nombre de su hija o por el de sus nietos. Según ella, Eva ya debería saber que nunca tuvo hijos, sólo un novio militar llamado Amancio.

Su mayor afición es rasgar hojas de periódicos. Lo hace como lo hizo con las agujas durante cuarenta años.

Esta tarde se le nota contenta. Me ha dicho al oído que hoy ha venido a verla un hombre atractivo.Que se parecía mucho a su antiguo novio, Amancio.

Mi abuelo nos mira, desde la otra punta del jardín, me sonríe. Se lleva la mano a la frente y después al corazón. Esa sonrisa llena de amor y comprensión me enseña a vivir feliz.